domingo, 2 de diciembre de 2007

heme aqui

resulta que me pasa algo muy curioso: el momento en el que más pienso en el día es en la ducha. Pero no cuando te das una ducha rápida, que en lo único en lo que pensás es en qué shampoo ponerte, sino en esos baños en los que estás horas y horas (capaz exagero igual..). Cuando el agua calentita te estimula las neuronas cansadas de no hacer nada en todo el día, trae consigo resultados impensados. También estoy incursionando en el mundo del insomnio. Por lo que los pensamientos de noche se hacen cada vez más cotidianos, y por eso compiten con estas reflexiones en la ducha y se convierten en reflexiones en la cama. Veremos cuáles dan mejores frutos. Los dejo para que conozcan mis reflexiones mojadas

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